jueves, 3 de mayo de 2012

PORQUE EL OCUPARSE DE LA CARNE ES MUERTE, PERO EL OCUPARSE DEL ESPIRITU ES VIDA Y PAZ.


Así nos dice la escritura en Romanos 8. 6 " El ocuparse de las cosas de la carne es muerte, pero el ocuparse del espiritu es vida y paz."

Dios nos ha dado una nueva naturaleza, espiritual para que andemos en esa nueva vida, y es nuestro deber de cuidarla, y caminar conforme a esta naturaleza, que esta inclinada a lo espiritual, a la adoración, a la comunión con Dios, a dar frutos del Espiritu, a la Santidad, a la Justicia.

Cuando andamos en la vieja naturaleza lo que hacemos es apagar la nueva, llenarla con cosas de este mundo, ensuciarnos las vestiduras.

Cuando descuidamos nuestra vida espiritual, ya no oramos, ni buscamos la presencia de Dios, ni dejamos nuestras cargas, afanes y ansiedades en las manos del Señor, cuando no confesamos nuestros pecados y pedimos perdón por ellos, cuando no dedicamos tiempo a estar en lo secreto con el Señor, parece como si Dios estubiese lejos,  perdemos la comunión. 

Es asi como pasa en un matrimonio, no se habla, no hay comunicación, no hay palabras de gratitud, ni buenas conversaciones, no se escuchan el uno al otro, esto acaba perdiendose la comunión, y parece como que se enfria la relacción. 

Pues igualmente pasa con Dios el parece lejano, pero no es así, solo hay que volver a rendirse ante él, confesar nuestros pecados, y estar atentos a nuestra relaccion con él.

Cuanto más estamos con él, y nos relaccionamos la comunión es más cercana, esto  nos dará mas vida, más paz, más frutos del espiritu, y tambien lo conoceremos más, más revelacion, más poder sobre las circustancias, sobre el pecado, nuestras debilidades, y más llenos de fe y de su espiritu, más hambre y sed de él.

No debemos descudiar nuestra relacción con Dios, y tambien debemos guardar nuestro corazón porque de él mana la vida.



Asi que ya tenemos trabajo con estar rendidos todos los dias ante su presencia, buscarle, adorarle en nuestros corazones, tener comunicación con él, ocupemonos  del Espiritu y tendremos la luz de la vida, y el poder contra el mal, y desechemos las cosas de la carne y del mundo que nos producen muerte espiritual, tristeza, confusión, y rompen nuestra intimidad con el Señor.

Recuerda lo que nos dice la palabra de Dios, no ameis  al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo el amor del padre no esta en él. 

Porque los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida no provienen del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa y sus deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.

La nueva naturaleza del espiritu pone sed en nosotros por las cosas de Dios, debemos seguir esa sed, y saciarla en él. Busquemos el ser llenos del Espiritu, el saciará toda nuestra sed.

El espíritu es el que da vida, la carne para nada aprovecha.


 


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